lunes, 24 de mayo de 2010

COMPETENCIA COMUNICATIVA


¿Qué son y cómo se avalúan las competencias comunicativas?

¿En qué medida se desarrollan en la escuela competencias que les permitan a los alumnos construir e interpretar enunciados orales o escritos apropiados?

Los fundamentos que no pueden faltar

Los avances en los estudios de la lengua han arrojado un cambio en la concepción que se tenía sobre ella. Se ha pasado de considerarla como un mero sistema de signos, y de relaciones entre ellos, a concebirla como el producto de una actividad. Este nuevo enfoque nos propone mirar a la lengua "en uso" que se da entre hablantes concretos en situaciones diversas y tiene, de hecho, repercusiones en el campo didáctico.

El enfoque al que aludimos es el llamado comunicacional y de éste surge el concepto de competencias comunicativas que incluye varias habilidades. Esto significa que todo hablante realiza emisiones o enunciados en contextos comunicativos diferentes y en cada situación o acto comunicativo selecciona, del repertorio que el sistema de la lengua le ofrece, aquellas posibilidades que más se acercan a sus intenciones. Por ejemplo, ordenar, convencer, solicitar, preguntar, etcétera.

Ahora, ¿cuáles son las competencias necesarias para producir o comprender enunciados adecuados?

Se entiende por competencia los conocimientos y aptitudes que necesita una persona para comunicarse en contextos de comunicación diversos. Por ejemplo: una entrevista laboral, una reunión entre amigos, un pedido formal por escrito, etc., requerirán de diferentes usos de la lengua escrita u oral.

La función de la escuela es favorecer el desarrollo de competencias lingüísticas y comunicativas de los alumnos de manera que se constituyan en hablantes competentes.

Un hablante competente es aquel que logra tanto producir como interpretar enunciados adecuados a la situación en la que participa, que puede valerse de la lengua como herramienta para lograr diferentes propósitos y sabe adaptar su lenguaje a la situación.

Además, puede diferenciar, comprender y producir diversos tipos de enunciados o géneros discursivos tanto escritos como orales de amplia circulación social, como relatos, recetas, noticias, instructivos, informes, etcétera.


La comunicación ocupa alrededor del 80% del tiempo total de los seres humanos. Este tiempo se reparte en mayor medida en las habilidades orales (escuchar y hablar) y en menor medida en las habilidades escritas (leer y escribir).

En cualquier situación, un hablante competente -recordemos la definición expuesta más arriba- utiliza sus competencias comunicativas, pero además, pone en juego otras:


las que se refieren a los conocimientos acerca de la propia lengua y permiten construir o comprender enunciados gramaticalmente aceptables a partir estructuras sintácticas y reglas gramaticales conocidas.

las paralingüisticas, referidas a los gestos que acompañan los enunciados orales;

las competencias culturales, vinculadas con los conocimientos de cada persona sobre el mundo y las competencias ideológicas, que se refieren al sistema de valores.

las discursivas, referentes al conocimiento que las personas tienen respecto de las características de los textos o de las variedades discursivas que circulan socialmente.

Por ejemplo, cuando proponemos a los alumnos la lectura de un titular de un periódico y les pedimos que anticipen el contenido de la noticia, se ponen simultáneamente en juego competencias lingüísticas, discursivas y culturales. Ellas les permitirán comprender los elementos verbales del enunciado y, además, reconocer que se trata de un titular de diario.


Cuando solicitamos que realicen una producción escrita ajustándose a una tipología textual, también se movilizan estos tipos de competencias.


Es evidente que si queremos trabajar desde el desarrollo de las competencias comunicativas y para ellas, tendremos que incluir en el trabajo áulico una gran variedad de tipos textuales.

Existen múltiples criterios para la clasificación de los textos. De hecho, las tipologías responden a uno o más criterios. Por ejemplo: el tipo de información o el contenido del texto, las estructuras internas o la organización de los textos, las funciones comunicativas en las que se producen, la función del lenguaje predominante.

Vamos a tomar el criterio de clasificación que propusieron Ana María Kaufman y María Elena Rodríguez a partir del tipo de trama y las funciones del lenguaje para determinar una tipología textual.

CLASIFICACIÓN DE LOS TEXTOS POR FUNCIÓN Y TRAMA
Función Informativa Expresiva Literaria Apelativa
Trama
Descriptiva * Definición
* Nota enciclopédica
* Informe * Poema
* Aviso
* Folleto
* Afiche
* Receta
* Instructivo
Argumentativa * Artículo de opinión
* Monografía * Aviso
* Folleto
* Carta
* Solicitud
Narrativa * Noticia
* Biografía
* Relato histórico
* Carta * Carta * Cuento
* Novela
* Poema
* Historieta * Aviso
* Historieta
Conversacional * Reportaje
* Entrevista * Obra de teatro * Aviso

viernes, 21 de mayo de 2010

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crisis diplomatica(competencias)

COMPETENCIAS COMUNICATIVAS


El lenguaje es una de las más poderosas herramientas creadas por el hombre. Como vemos, la invención del lenguaje, ese sistema articulado de símbolos mediante el cual podemos intercambiar ideas y conceptos, no es un invento accesorio a la condición humana. El lenguaje nos da los elementos para ponerlos de acuerdo entre las personas, gracias a esto no necesitamos estar en presencia de algo para referirnos, no importando si es tangible o intangible, se crea debido a lo anteriormente expuesto, sosteniendo la capacidad que las personas puedan expresar sus vivencias pasadas, el presente, pensar y planear el futuro. El lenguaje ha llevado a estar en constante construcción de conocimientos en diferentes tipos de áreas, lo que se denomina cultura del conocimiento. La formación de competencias se refiere que el ser humano debe cumplir con tres elementos esenciales para llegar a ser un profesional de excelencia en un área determinada del conocimiento. Estos elementos son el saber, que se refiere a los conocimientos teóricos, el saber hacer, que es la practica del conocimiento adquirido, el querer hacer, que mide la actitud de la persona al momento de hacer las cosas. A través de un ejemplo se ilustra los tres elementos anteriormente expuestos, el caso habla de un diseñador gráfico que tiene excelentes competencias en el manejo de programas de diseño, pero a la hora de elegir los colores y diseños más apropiados para ciertos trabajos, deja de manifiesto que el contexto teórico no estaba realmente preparado. Después se aplica al mismo ejemplo que simultáneamente cumple con capacidades conceptuales, pero ahora falla en la falta de actitud en su trabajo, debido a ciertos motivos que repercuten negativamente en su rendimiento laboral. Esto deja de manifiesto que los tres elementos son requisitos copulativos a la hora de estar en presencia de un profesional competente. Además hay un cuarto criterio que forma a un profesional competente hoy en día, que es la capacidad real de transformar su entorno social y laboral de forma positiva para alcanzar los objetivos que se propone como profesional. Estos son algunos de los múltiples elementos que influyen en la excelencia de un profesional. Lo anterior ha llevado a que se haya manifestado un cambio en la evaluación de profesionales, debido a que hoy en día se evalúa por competencias y antes por contenidos, lo que no reflejaba la realidad, donde no se aseguraba si realmente se estaba formando un profesional con perfil de competente. En muchos casos de alumnos se comprobó que siempre le iba bien en sus exámenes, pero eso no se reflejaba en un buen desempeño en la práctica, por la sencilla razón que muchos no eran capaces de resolver problemas en la vida real.